Chronicles of The Battles of My Mind: Congruencia Incoherente

Sueños, realidad. Viento y tempestad. Salitre copioso, un vacío leproso, que me consume en la insistente ansiedad.

Nada en lo mucho. Terreno sin fundación. La mira descalibrada, la vida pobremente armada, como todo lo bueno contra toda maldición.

Cielos sin altitud. Vientos que alborotan, montañas que se desmoronan, la vida así empeñada contra una maldita actitud.

Siempre y nunca. Lo frío contra el fuego. La oración seguida del ruego, buscando tanto precisamente donde nada abunda.

El subir y bajar. El momento de desespero, la agonía de ser el tercero. Y la labor rampante sin nadie con quien trabajar.

Estrellas que apestan. Con su luz que no alumbra, el desasosiego que a nada apunta, ante sonidos sordos que nada a atestan.

La mano extendida. La ayuda que no llega, la última que, de tres mil quejas, define la calles entre las avenidas.

Un cerebro apagándose. El mismo que no razona, el que nunca su humor sazona; viviendo en dolor sus batallas desplazándose.

Un respirar dificultoso. Buscando aire que no llega, intentando mirar cuando todo ciega; del mundo angelical a lo oscuro y morboso.

Lo útil que no sirve. Es el frío que calienta, como el que desea caminar, pero se sienta. Como el que habla mucho, pero nada dice.

Pilares que nada soportan. El peso de lo inexistente es la maldita batalla de la mente, con inspiraciones que con nada aportan.

 Es el suspiro que duele. Como las punzadas en mi espalda, lo que era rápido pero que ahora tarda. Como el perfume que a nada huele.

El subir para bajar. Es moverse de frente, desafiando con el plan a la corriente, para que toda consecuencia se llegue a pagar.

La luna que no alumbra. Las piernas que se acalambran, como la energía de postes que no se alambran. Energía en plena penumbra.

Es caminar de espalda. Con pasos pequeños y lentos, y con el dolor junto los lamentos, del caballero en guerra sin su espada.

Acostarse para mantenerse despierto. El descanso que está ausente, donde hay nada para que la esperanza aumente. Es comer la árida tierra del desierto.

Ningún latido es feliz. Pero hay que seguir viviendo, mantener esa ilusión latiendo. Porque no es la existencia, esto se trata de vivir.

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