BIPOLAR


Existe una inequívoca verdad en el ser humano que experimenta, de manera constante, un derrame de emociones que nacen de ambos el pasado y del presente. El continuo cambio de altitud anímica no solo lo convierte en alguien impredecible, pero también en alguien inexistente. Es una necesidad de vida encontrar la frontera que separa lo pasado de lo presente, pero de la misma manera, es también importante reconocer que el daño a través de esta fluctuación en la fuerza existencial puede transformar las emociones en una condición seria.

El aire es difícil de encontrar cuando las paredes parecen cerrarse a su alrededor. Son cada vez menos las fuentes de alegría y contentamiento. El cielo parece perturbar con su insistencia en nublarse y de compartir la luz solar con menos frecuencia. Las lágrimas ya no avisan, sino que ahora sorprenden. Es incomprensible la cantidad de tristeza que en ocasiones embarga el corazón. Las radiografías muestran los daños reflejados por heridas pasadas, pero nunca hacen justicia al dolor que las mismas traen en sí.

Comienza una extraña amistad con la oscuridad. La soledad parece llenar, de manera ficticia, los espacios que antes estaban llenos. Las manos con sus dedos llegan al cabello con la despiadada idea de arrancarlos todos de sus raíces, y lo que antes eran gritos de ira, ahora son suspiros de un llanto profundos que parece terminar con la vida. Ya no se viste de color. El alma esta de luto. El corazón observa como el negro repentinamente, es el color más brillante y expresivo del alma. Las sonrisas son pintadas, y las carcajadas que antes eran genuinas, ahora se producen por misterio de la nada. En ocasiones, esta persona se encuentra sentada casi inánime, contemplando las marcas que la ansiedad ha producido en su piel. Cicatrices de un ataque silencioso y sutil, evidenciado por el tejido y la sangre debajo de sus uñas. Ya no son emociones ahora es una condición. Una guerra contra la insania y el ineficaz intento de parecer normal ante los demás.

Cada vez son menos los amigos, aunque estos nunca se fueron. El amor aparenta haber emigrado de su pecho, aunque siempre estuvo tocando a sus puertas. La idea de compañía es una que agrada mucho a los sentidos, en especial al deseo de la piel, pero el fango idealista de la batalla mental continua su esfuerzo en tragarse los pies que le pisan. Existen ambos el deseo y las ideas, pero la disposición de un alma en semejante conflicto solo se enfoca en preservar la razón…la cordura. Mientras tanto el dolor sigue su fiel trayectoria. Es imposible planificar. Ya no existen metas. La vida esta puesta reverentemente en las manos de Dios, de su justicia, de su voluntad. El teclado de una computadora ahora arroja los resultados de una radiografía sentimental de un cerebro cansado de tanto pensar, y del corazón que late cada vez mas lento. El escape es de gran ayuda terapéutica.

Existe una inequívoca verdad en el ser humano que experimenta, de manera constante, un derrame de emociones que nacen de ambos el pasado y del presente. Esta persona inevitablemente cambia. Ya nunca será la misma. Las cicatrices se convierten en las avenidas que definen el mapa de su ser y de su inconsistente ruta analítica. Los cambios y múltiples desvíos de pensamiento le convierten en un ser complicado, en un rompecabezas de infinitas piezas. Algunos toman su tiempo y lo intentan descifrar, mientras que otros se rinden y abandonan la oportunidad. Muy compresible de hecho.

No existe una razón por la cual alguien deba entender esto, pero tampoco existe el deseo en la persona que sufre de esta condición y el estar en medio de ella. Y esta incongruencia es lamentable pero muy real. Nadie desea ser parte de conflictos y de condiciones emocionales, pero estos existen y las mismos tienen la capacidad de hacer daño y de cambiarlo todo. La luz y las tinieblas son sensaciones y emociones intercámbiales en la mente de una persona así. Hay días buenos y otros que desea olvidar. Noches cortas, pero otras que le parecen nunca acabar. Es la misma decisión de aceptarlo o tomarse la pastilla que lo hará por él. Dormir de cansancio o por inducción médica.

Es difícil para cualquier persona validar estos argumentos en persona, y en la mayor parte de los casos, es mejor aún mantenerlo en secreto. Pero en ocasiones, la escritura habla lo que la voz no puede escribir y el mensaje entonces es presentado de una manera efectiva. La guerra es personal, pero el daño colateral es inevitable. La pena que eso embarga hace necesaria la agresiva voluntad del desafío, y de poder confesar que existe un problema, y que este es parte de mí. Acabas de leer mi vida…acabas de conocer mi prisión. Antes pensaba que era un individuo con poca luz solar, pero mi condición le dieron un nombre; me dijeron que sufro en efecto de una herida bipolar. Esta es la vereda por la que camino…esta es mi condición. Continúo moviéndome. Continúo caminando. Continúo viviendo, en el nombre de Dios.


 

 

 

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